Las palabras de otro ser humano nos acompañan.
Nos brindan a la distancia o en presencia un presente que respira.
Hacen vivo el instante de esta compleja existencia.
Como un cuento arrullan el cuerpo del ser humano que lo habita.
Palabras simples y concretas, palabras y silencios.
Como los Cielos nos sostienen.