La vida avanza

 Un castillo protegía a todos sus integrantes. Un castillo de grandes dimensiones y paredes gruesas y altas, muy altas. Un castillo donde nada podía entrar, custodiado por hombres y mujeres con fuertes armaduras y grandes armas. Grandes puertas , ventanales con gruesas rejas y de gran tamaño. Una fortaleza infranqueable, quizás diría que nadie, nada, algo o alguien pidiese siquiera respirar cerca. Pero la magia o la realidad existe , Si Señor!!!!. Un pequeño brotecito, si, pequeño, chiquito, respira. De esos que salen y aparecen de la nada, buen de la nada es una forma de decir. Que viven y respiran y mueven lo que parecía quieto. Y así entonces, todo tiene otro color, otro tiempo, otra vibración. El castillo seguirá siendo castillo, pero algo no es igual, algo ya es distinto. Lo pequeño genera un nuevo mundo, uno nuevo espacio, desde la realidad, pero algo nuevo respira.  Cuento o realidad, o ambas cosas, pero algo ya es distinto. 

El momento tierno.

Los labios,  el sabor, los dedos, los senderos,  los cuerpos.

Infinidad de sensaciones te da el cuerpo, mezcla de pasión y ternura. 

Tu cuerpo, tus dedos, tus uñas, esa sensibilidad...

Hacer que perdure, que se sostenga esa respiración especial, que brille, lento, en juego.

Y sí, los cuerpos tienen esto, y seguro mucho más. Mucho que desconocemos, mucho que sí conocemos. Instantes vividos, presentes, frágiles y eternos.

Se podría hablar mucho, pero solo luego de tocar y tocarse el cuerpo, de respirarse con un otro. Sino es mero divague.

Agradezco a la magia de la vida este encuentro, puede que haya más, o no, pero este vibra aún en mis contornos, en mis entrañas, en mi ser, en mi cuerpo todo.