martes, 21 de febrero de 2023

los dedos de jugar

Pasar por la puerta de mis nonos, los papás de mi papá, cuantos recuerdos, cuantas vivencias. 
La puerta, el umbral de la puerta de calle, antes era muy común pasar horas sentados allí, sin miedos, sin temores, era ser parte del barrio, del ir venir de vecinos y otros.  
Mi nono Florentino (le decíamos Ricieri) y yo. Allí sentados, creando un mundo, un silencio de juego. Sus manos, mis manos. Sus dedos, mis dedos, y el  juego. Yo tendría 5 o 6 años, por allí. 
Hoy pasé de nuevo,  como tantas veces, y ese recuerdo está vivo, que bueno!!!
Hoy hace 57 o 58 años de aquellos días, y el recuerdo está vivo, que bueno!!!
Sus dedos eran como acolchados, yo los agarraba, los apretaba, se hundían y volvían a la llenarse nuevamente, así nos pasábamos un largo rato. 
Sus manos de ebanista, trabajadoras, pero frescas, ya no trabajaba con sus manos, pero ahora jugaban conmigo, yo jugaba con ellas, con esos dedos inolvidables que se vaciaban y llenaban. Que dicha!!!, que emocionante recuerdo!!!!!!
El juego, la ternura, la presencia de otro ser humano nos conforma, claro, pero es necesario, es el pasado del que uno viene y se fue y va armando, con todos los colores y matices. 
Los dedos de jugar, los acolchonados, los que nunca olvidaré!!!
Gracias Nono por enseñarme a jugar!!!!!!!


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